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Trastorno obsesivo-compulsivo.

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¿Qué es el trastorno obsesivo-compulsivo?

El trastorno obsesivo-compulsivo es un trastorno que consiste en la presencia de pensamientos intrusos, recurrentes y persistentes, los cuales la persona no puede controlar, y además, dichos pensamientos producen reacciones de miedo, temor, malestar, preocupación y/o aprensión. Para disminuir o eliminar este malestar la persona suele realizar conductas o rituales denominados compulsiones, que pueden ser de múltiples formas y motivos, dependiendo de la persona afectada.

Para entender bien el trastorno debemos aclarar varios conceptos y términos. El primero es el de obsesión. Una obsesión es un pensamiento, una idea, una imagen o un impulso pero que tiene la peculiaridad de ser intruso, es decir, a la persona que lo sufre le causa malestar y hace intentos fallidos por retirarlo de su mente, apareciendo de nuevo la obsesión de manera reiterada. La persona que sufre estas obsesiones suele vivirlas como exageradas, como que no tienen sentido o en ocasiones también repugnantes. Las obsesiones están estrechamente relacionadas con las compulsiones, pues éstas últimas son producto de los diversos intentos que realiza la persona para vencer las obsesiones. Así pues vayamos a la definición de compulsión.

Una compulsión es una secuencia de conductas, normalmente realizadas bajo algún tipo de norma o ritual, que va encaminada a disminuir el malestar o la ansiedad provocada por una obsesión. Con frecuencia, se realiza para anticipar un acontecimiento futuro catastrófico o desagradable, es decir, "si no hago esto, va a pasar esto otro". La compulsión está relacionada con el contenido de la obsesión, y cuando se realiza se tiene la sensación de no querer hacerla, o de parar de hacerla. Con frecuencia, al no disminuir del todo la obsesión y/o la ansiedad o el malestar causado por la misma, suele repetirse de manera continuada, con frecuencia, dependiendo de la persona en cuestión el número de veces y cuándo finalizarlas. Se suele decir que no hay obsesión sin compulsión, aunque de manera muy esporádica se han detectado obsesiones sin compulsiones, si bien este hecho se considera una excepcionalidad.

Debido a que este comportamiento es aprendido, existen múltiples tipos de obsesiones y compulsiones. Normalmente se pueden agrupar por categorías, aunque este hecho no tiene relevancia alguna. Son las siguientes:

- De limpieza: En este caso el contenido está relacionado con el miedo al contagio, también a sentirse impuros, o sucios. Las compulsiones suelen estar relacionadas con el uso de guantes, mascarillas, rituales de limpieza, uso de detergentes o productos de limpieza, etc. 

- De verificación: El contenido está relacionado con "verificar o comprobar" cosas, situaciones u objetos con la finalidad de que no ocurra algo malo, como un accidente, una catástrofe o algún problema determinado. Las compulsiones suelen estar relacionadas con comprobar si se han cerrado cerraduras, grifos, alarmas, puertas, etc.

- De tipo somático o hipocondría: El contenido está relacionado con cuestiones relativas a la salud, tales como enfermar, tener cáncer, problemas en el cerebro, etc. Las compulsiones están relacionadas con medirse el pulso, la tensión, la temperatura, la respiración o zonas de su cuerpo, por si hay bultos o "algo raro".

- De repetición: El contenido está relacionado con repetir muchas veces algo.

- De orden: El contenido está relacionado con que las cosas, los objetos o algo en cuestión estén en determinado orden, como puede ser que sean simétricas, siguiendo una secuencia de colores, formas, etc. 

- De acumulación: En este caso el contenido está relacionado con acumular objetos que no son importantes pero de los cuales resulta imposible desprenderse.

- De ritualizaciones mentales: El contenido está relacionado con hacer rituales en el pensamiento, siguiendo un orden, pauta o motivo.

- De tipo numeral:  El contenido está relacionado con secuencias de números, determinados números importantes para la persona, que pueden tener un significado especial para la persona implicada. Las compulsiones suelen estar relacionadas con la manipulación de estos números, de manera que queden en una cifra determinada, en un orden preciso, haciendo cálculos o cualquier otra operación.

- De tipo filosófico: En este caso la persona está atrapada en una disertación filosófica, en dudas metafísicas de las que no es capaz de salir, en ocasiones porque no tiene certezas claras. Entre las compulsiones que tiene están no parar de leer o pensar, argumentando constantemente y dando vueltas a las mismas ideas sin parar, sufriendo por no encontrar la respuesta definitiva.

- De tipo obsesivo puro: Como ya se ha comentado antes este tipo se considera una excepción y la frecuencia es menor. Suelen tener obsesiones sin compulsiones, o el índice de compulsiones es considerablemente menor que en los otros tipos de TOC.

- De tipo perfeccionista: Se basa en la idea de hacer las cosas a la perfección, incluso para tareas o cuestiones nimias y triviales. 

- De tipo supersticioso: El contenido se basa en creencias mágicas o supersticiosas. Estas creencias pueden ser de tipo religioso, folclórico o supersticioso, como si no se hace determinado ritual pueden pasarte cosas malas a ti o a tus seres queridos. Las compulsiones suelen estar relacionadas con amuletos, oraciones, ritos, o supersticiones, así como cualquier otro comportamiento o creencia que pueda considerarse funcionalmente equivalente.

- De tipo preguntador: En este caso la persona no puede dejar de hacer preguntas a los demás o así mismo sobre determinados temas, aunque no tengan sentido o importancia alguna.

- De tipo indeciso: Las personas que sufren este tipo suelen tener problemas para tolerar la incertidumbre. Están preocupadas por tomar la decisión correcta y esto puede suceder en situaciones cotidianas, como qué zapatos comprar, o qué decisión tomar en aspectos poco importantes.

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¿Tiene tratamiento el TOC?

Lo cierto es que sí. Existe un tratamiento psicológico que se ha mostrado eficaz en el 70-80% de los casos. El tratamiento que más efectividad ha demostrado es el tratamiento basado en la psicología Cognitivo-Conductual. Este tratamiento no necesita de la ingesta de fármacos, y se basa principalmente en una técnica que se conoce como Exposición con prevención de respuesta. Si bien, en otros casos, también se utiliza la terapia cognitiva. Mucha gente que sufre este trastorno cree que nunca podrá curarse, y que no existe ningún tratamiento eficaz. Es completamente falso. Si crees que sufres este problema y estás motivado/a para solucionarlo, no dudes en contactar, juntos pondremos fin a algo que puede llegar a ser una tortura cotidiana.

Ejemplos de trastornos obsesivos-compulsivos.

José tiene miedo a que le entren a robar en casa. Cada vez que sale para ir al trabajo cierra la cerradura de la puerta con llave. Una vez ha cerrado con todas las vueltas posibles de llave, tiene miedo a que no se haya cerrado bien, por lo que vuelve a girar la llave en el sentido contrario, cerciorándose de que está abierta de nuevo, y así poder asegurarse de que la puede volver a cerrar de nuevo. Así que una vez hecho esto, vuelve a cerrar la cerradura con todas las vueltas de llave posibles. Pero al acabar de cerrarlas, le vuelve a pasar lo mismo. Teniendo que realizar todo esto varias veces, en ocasiones muchas veces, con la consecuente pérdida de tiempo. Luego, cuando está a punto de salir del edificio, le invade la duda de si ha cerrado bien, hecho que le hace tener que volver a la puerta de su vivienda y comprobar si ha cerrado varias veces. Al final, porque tiene que irse al trabajo y no se le puede hacer tarde, se marcha con el miedo y la duda de si ha cerrado correctamente la puerta de su casa. José necesita ir a terapia, su problema tiene solución. 

Maite tiene miedo a contagiarse de coronavirus. Cada vez que toca un objeto que piensa que puede estar contaminado va corriendo a lavarse las manos. Lleva siempre varios botes de productos de limpieza de manos para lavarse en cualquier ocasión. En otras ocasiones evita tocar determinados objetos, con las consecuentes molestias que eso le acarrea. Ha llegado un punto en el que no para de lavarse las manos, y tiene siempre la sensación de que todo lo que pueda hacer no es suficiente para estar limpia y segura. Su día a día se ha ido complicando cada vez más, hasta el punto de que la condiciona constantemente, pues no puede hacer nada durante mucho tiempo sin tener que lavarse las manos. Maite necesita ir a terapia, porque al igual que José, la solución es posible y es mucho más sencilla de lo que parece.

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